Este es un texto periodístico, en concreto se trata de una columna de opinión y por tanto es un texto argumentativo. Los texto periodísticos presentan una función expresiva, referencial, apelativa e incluso poética en algunos casos.
Su autor, Manuel Vicent es un castellonense, escritor, periodista, galerista de arte y articulista de El País.
Es una realidad que la filosofía de vida de los países del norte de Europa es
muy distinta a la de los mediterráneos.
Todos los años vemos los
informes que nos dicen que países como Finlandia, Suecia etc están en el
podium de la educación mientras que España, Italia,Portugal... quedan relegados a posiciones muy inferiores. Más evidente aún es en el terreno económico, mientras que países como Alemania o los países escandinavos salieron de la crisis hace tiempo y respiran tranquilamente, nosotros sentimos el aliento del rescate económico en la nuca y nuestra respiración es nerviosa y pesada.
Otro elemento que refleja esta realidad es el paro, que es el termómetro de la economía de un país. Alemania se jacta de su peno empleo y en países aún más norteños ni siquiera se ha notado la crisis, su termómetro económico ha seguido tan bajo como sus temperaturas. Frente a esto, en nuestra nación nos encontramos con largas colas frente a la oficina del paro, y es que ya ronda el 25 % y no da signos de remitir. Mientras en esos países se vivía una vida austera en España se producía el "boom" de la construcción, comprábamos propiedades, y gastábamos.
Quizás esta diferencia no resida en los preceptos religiosos pero como decía antes la diferencia se hace patente.
A todos nos gusta nuestra forma de vida "fácil", más despreocupada que la moral calvinista. No nos engañemos con medias verdades, todos conocemos los problemas que conlleva nuestra forma de vida mediterránea. Frente a la exactitud, la eficacia y la responsabilidad en el trabajo de nórdicos y centroeuropeos, el italiano o el español prefiere hacer el trabajo rápido y mal para irse de cañas con los "amiguetes", y eso sin contar todo el fraude, la economía sumergida etc que son inconcebibles para nuestros vecinos del norte.
Como bien dice el autor es un "dilema", somos conscientes de esta realidad, pero ninguno queremos cambiar para solucionarla (Yo me incluyo). Nos gusta nuestra forma de vivir y solo el miedo de la crisis y el rescate nos hará cambiar un poco.
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