jueves, 14 de febrero de 2013

Actividades de "Del Amor y del odio"

IDEAS:

1- Introducción del tema a través de una anécdota (Primer párrafo): La arbitrariedad para odiar o amar que repercute especialmente en los personajes públicos.
2- Cuerpo. Reflexión general sobre sentimientos polarizados.
  • Somos animales sociales.
  • Necesitamos de los otros para tener una calidad de vida.
3- Se presenta un dualismo en la forma de las personas de relacionarse con el mundo: deudores pasivos y endeudados exigente y egoístas.
4- Explicación de cómo la crisis exacerba nuestros sentimientos y forma de ser, llevándonos al extremos de nuestras personalidades.
5- Reflexión final en la que se defiende una postura intermedia de exigencia con respecto a la vida. También se aconseja no dejar que la crisis afecte a nuestras relaciones interpersonales.

TEMAS:
Sociedad, sentimientos, convivencia en sociedad, crisis y la dualidad en la idiosincrasia de las personas.

RESUMEN:

A través de una anécdota, se comienza a reflexionar sobre como las personas vierten sus sentimientos hacia los demás, muchas veces de forma desmedida y arbitraria. Los sentimientos son contradictorios y dificultan la convivencia en sociedad, que por otro lado resulta vital para los humanos. Se distinguen dos formas extremas de relacionarse con el mundo: Los satisfechos con él y los que le exigen porque creen merecer más. Por otro lado, la crisis afecta a nuestros sentimientos radicalizándolos. La reflexión final nos aconseja adoptar un punto intermedio en nuestros comportamiento y no dejar que la crisis afecte al mismo.

COMENTARIO CRÍTICO

Sin duda, las pasiones humanas son desenfrenadas y no solo hablo del amor platónico y la locura por el fútbol, todos, a nuestra manera, llevamos sentimientos al extremo. Así es la naturaleza humana, necesitamos expresarnos y liberar lo que nos apasiona, incomoda, incordia... Y quizás ésta sea una de las mejores terapias, además de ser gratuita, todo un lujo en los tiempos que corren. Porque nadie vive tranquilo cuando quiere "cantarle las cuarenta a alguien" o cuando recuerda su amor no revelado todas las noches antes de acostarse.

Es cierto que las figuras públicas suelen ser nuestro gran blanco de opiniones, normalmente críticas. Es fácil criticar a alguien cuando no se le conoce personalmente, cuando lo más que sabemos de ellos es lo que nos cuentan los medios o, muchas veces, lo que los medios quieren que sepamos sobre ellos. Pero de nuevo aparece el efecto terapia, resulta satisfactorio y sencillo, por ejemplo, echar la culpa de todos los problemas actuales a los políticos. Esta expresión enrabietada tranquiliza y anestesia al individuo temporalmente.

Es complicado tener un pensamiento no influenciado y aséptico por las circunstancias en época de crisis. Nuestros sentimientos se polarizan. Pero esta exacerbación de los sentimientos no tiene que ser necesariamente negativa. Al contrario activa nuestra capacidad crítica y reflexiva, nos hace darnos cuenta de cosas que antes no percibíamos. Y lo más importante quizás nos haga levantarnos al unísono y pedir lo que deseamos, como ocurrió en la Revolución Francesa, pero ésta vez esgrimiendo pancartas en lugar de fusiles.

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